lunes, 20 de mayo de 2013

Restauración cuadro San Jacobo

El cuadro de San Jacobo tenía bastantes problemas. Lo habían recortado por los lados y lo habían vuelto a grapar, tenía un craquelado general por todo él, pero además tenía unas rajas en toda la cara. El barniz era amarillento.


General: craquelados, barniz amarillento, rajas, recortado de los bordes



Recortado del borde: se ve que la mano es la que está grapada directamente al lienzo.




Tiene rajas por toda la cara.


Con un cuadro así, hay que tener cuidado, porque existe el peligro de que la pintura se caiga. Pero el craquelado es parte de la obra. Como todo el cuadro está, igual, se decide sentar el color en todo el cuadro para evitar la pérdida de más pintura y hacerle bordes nuevos para poder graparlo a un nuevo bastidor, sin dañarlo


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Se le quitan los clavos con cuidado y se desmonta del bastidor.



Se coloca sobre una superficie plástica para iniciar el sentado de color.



Para el sentado de color, se le pegan unas hojas de papel manila con un líquido especial por todo el cuadro y luego, se le da calor, pero no directo. Aquí le damos calor encendiendo y apagando una plancha, pero siempre con papeles debajo de ella.



Quedaría así una vez secado.

Cuando se seca el sentado, le damos la vuelta para ver cómo está la parte de atrás del cuadro. Si está muy sucia, le pasamos cuidadosamente un cepillo de cerdas metálicas o uno de cepillar zapatos, despacio, para quitar la suciedad.


Quitando la parte más oscura de la suciedad.

Cuando el sentado se ha secado, procedemos a quitarlo con un trapo o similar, mojándolo un poco en agua caliente y quitándolo con la uña después. Muy despacio.



Ahora es tiempo de hacerle los bordes al cuadro. Como es de lino, cogemos cuatro trozos del mismo material para ponérselos de borde, pero no directamente. Para que la presión del tirón de esta nueva tela no altere el cuadro, hay que limar los bordes y sacarles las pequeñas cuerdecitas que los mantienen atados, rasparlas, hasta que tengan tres grosors: fuerte, medio y débil, así la presión no será directa.


Se sacan los trozos de cuerda que no queremos, a una altura de unos tres dedos más o menos.



Se liman los pelos con un bisturí, que queden, de ma´s grueso a menos grueso.



Se mide el tamaño de las tiras según las medidas del cuadro.

Después de tener bordes, el cuadro se limpia por zonas, comenzando por un disolvente muy suave, mezclado con agua y subiendo de nivel. Se limpia con hisopos, que son trozos de algodón a presión contra un palito. Mientras se pasan por el cuadro, se da vueltas al algodón. Cuando está sucio, se cambia por otro. Así hasta que el cuadro está limpio del barniz amarillento que lo cubría. 

Para comenzar a restaurar, debemos poner una primera capa de barniz al cuadro, de forma que sea una restauración reversible y se pueda quitar en el futuro.




Tras este proceso, comenzamos a hacer el estuco, que es la base que se pondrá en los agujeros y las rajas del cuadro para poder restaurarlo y depositar pigmentos encima, siempre sabiendo que se debe poner algo reversible, para que los restauradores del futuro, lo puedan quitar.



Estuco general de todo el cuadro



Se hace también en los bordes, que estaban muy deshechos por haber estado doblados.



Se pone con cuidado en todo el cuadro y se quita lo que sobra.



Sobre todo en las rajas grandes donde no había pintura.


Una vez hecho el estuco ya se comienzan a pintar las zonas blancas, por medio de distintos trazos, ya sean puntos o líneas, pero pequeños, y siempre simulando el color de la zona del cuadro a la que estén pegados. Lo que se utiliza para hacer esto son pigmentos con barniz o acuarelas, algo que después pueda quitarse si se ha hecho mal. Al finalizar todo el proceso de restauración, se da otra capa de barniz. 










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